Las tendinopatías son uno de los problemas más frecuentes de la actualidad en el ámbito laboral y del deporte. A día de hoy, esta patología representa el 30% de los problemas de salud que se producen en el trabajo, alcanzando un 50% en las actividades deportivas. De hecho, la incidencia de este tipo de lesiones secundarias es el principal motivo por el que los profesionales de las Ciencias de la Salud y la Actividad Física dedican gran parte de su actividad en su prevención.
Pero ¿qué es la tendinopatía? Según la Asociación Internacional de Reumatología se trata de un conjunto de enfermedades que afectan a la estructura del tendón. Este concepto engloba las siguientes patologías:
- Paratendonitis: inflamación del paratendón.
- Tendinosis: degeneración tendinosa seguida de un proceso reparativo incompleto.
- Paratendonitis con tendinosis: inflamación del paratendón con degeneración.
- Tendinitis: degeneración que provoca rotura tendinosa y vascular junto con inflamación.
En la actualidad representa un problema muy frecuente, especialmente en el ámbito del deporte, destacándose en actividades como fútbol, baloncesto, voleibol y atletismo, siendo la tendinopatía del Aquiles y la rotuliana las más habituales. Es por eso que este problema ha ganado mayor presencia en los programas de las Universidades, tanto presenciales como a distancia. De hecho, existen infinidad de másters online de fisioterapia dedicados a esta enfermedad.
Este tipo de patologías llegan a producirse cuando la sobrecarga a la que está expuesta el tendón supera a su capacidad de autorreparación, provocando una tendinopatía. Algunas de las causas que pueden provocarla son, entre otras, desproporción en la musculatura, déficits nutricionales, ergonomía incorrecta o soportar cargas de trabajo sin la preparación física necesaria para ello.
En su etiopatogenia intervienen factores tanto intrínsecos como extrínsecos:
Factores intrínsecos
- El sexo
- La edad
- El peso
- Falta de fuerza en las articulaciones
- Poca flexibilidad
- Desequilibrio entre músculos agonistas y antagonistas
Factores extrínsecos
- Elementos externos de presión o fricción
- Actividades que requieren repetición de movimientos o fricción
Síntomas frecuentes
Con frecuencia, las personas que padecen esta enfermedad experimentan un crujido doloroso cuando se realiza alguna actividad que implica al tendón afectado. Sin embargo, existen otros síntomas más frecuentes como son el dolor, que aumenta en las noches y al levantarse por la mañana, la sensibilidad alrededor de la zona, llegando en algunos casos a causar rigidez, y la inflamación.
No obstante, si bien la tendencia tradicional relacionaba la tendinopatía con la inflamación, nuevas investigaciones la señalan como un proceso degenerativo (asociado a un fallo en el proceso de regeneración del tendón afectado), destacando la ausencia de células inflamatorias.
Los motivos por los que se producen son diversos, pero aquellas personas que realizan trabajos en los que intervienen procesos repetitivos (como las tareas domésticas entre otras) tienen una mayor probabilidad de experimentar esta enfermedad a largo plazo.
Tratamiento y prevención
Algunos expertos definen a la tendinopatía como un proceso degenerativo en el que intervienen 3 fases:
- Fase 1: reacción y adaptación a la carga.
- Fase 2: aparición de microroturas.
- Fase 3: degeneración del tendón.
Para evitar que se produzca una evolución de la enfermedad es conveniente actuar en la primera fase, diagnosticándola y tratándola de forma correcta. Sin embargo, en el pasado se produjeron errores ya que, tal y como comentábamos antes, la tendencia tradicional vinculaba la tendinopatía con la inflamación, identificando como tendinitis lo que en realidad era tendinosis. Esto provocó multitud de errores, debido a que el tratamiento que se indicaba no tenía en cuenta la degeneración del tendón.
Diversos estudios e investigaciones señalan que el reposo aislado es insuficiente para lograr una mejoría en el paciente. Por eso, más allá de los analgésicos para combatir el dolor, muchos especialistas se decantan por la Electrólisis (infiltraciones) como tratamiento, ya que ofrece buenos resultados a corto plazo
Con este tratamiento el dolor se ve reducido considerablemente, pero las posibilidades de experimentar recaídas representan un porcentaje elevado. Es por eso que la fisioterapia supone la mejor opción, pues consigue mejorar la sintomatología tanto a corto como a largo plazo.
Entre los tratamientos fisioterapéuticos más beneficiosos se encuentran la corrección postural, los ejercicios de contracción excéntrica y el fortalecimiento muscular.
Para garantizar su efectividad, la fisioterapia debe ir acompañada de una disminución (o total eliminación) de la actividad o mal hábito que desencadenó la patología, ya que este tratamiento permite reducir e incluso llegar a eliminar el dolor, pero no es capaz de cambiar la estructura dañada del tendón.
Como resultado, es probable que aquellas personas que continúan con los procesos repetitivos o actividades (malas técnicas) que originaron la patología después del tratamiento puedan sufrir recaídas, desencadenando nuevamente el dolor.
Esta es la causa principal por la que los fisioterapeutas destacan la importancia de la prevención, sobre todo en deportistas, tratando así de evitar el padecimiento de alguna tendinopatía. De hecho, una investigación demostró que incrementar las cargas de trabajo de forma progresiva y adaptada a cada sujeto resultaba beneficioso en cuanto a la morfología del tendón, reduciendo la posibilidad de experimentar roturas o procesos degenerativos a largo plazo.
Otras acciones preventivas que son útiles para realizar actividades deportivas con menos riesgo son: el estiramiento post entrenamiento, el masaje descontracturante, la aplicación de hielo y los vendajes funcionales.